En los últimos años, Venezuela ha sido escenario de la peor crisis humanitaria en la historia moderna de América del Sur, pero es posible que la economía destrozada del país finalmente se recupere.
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Durante gran parte de la última década, los economistas han calificado el colapso de Venezuela como el peor del mundo. Gracias al desplome de los precios del petróleo y la mala gestión y corrupción del régimen socialista, la economía se contrajo un 75% entre 2014 y 2020. También sufrió uno de los peores periodos de hiperinflación de la historia, llegando a casi 3 millones por ciento en enero de 2019.
Entre los trágicos resultados: una quinta parte de la población ha salido del país; y debido a la penosa escasez de alimentos, los que se quedaron perdieron un promedio de 24 libras en 2017, según un estudio de una universidad venezolana.
Pero el presidente autoritario Nicolás Maduro, y los analistas económicos, ahora dicen que Venezuela está en alza. Se estima que el año pasado el país experimentó su primer crecimiento económico desde 2013 (hasta un 5,5% en un informe de Credit Suisse) y su tasa de inflación anual ha caído por debajo del 1.000%.
Parte de la razón del repunte es que la producción de petróleo moribunda ha experimentado cierta recuperación a medida que los precios mundiales han vuelto a subir y el régimen ha podido invertir en la decrépita infraestructura del sector.
Pero otro factor importante es que Maduro finalmente abandonó lo que la mayoría de los economistas llamaron sus desastrosas políticas de control de precios y de divisas, que desalentaron la producción y alimentaron la inflación y los mercados negros. También permitió el uso a gran escala del dólar estadounidense, que tuvo un efecto estabilizador.
El retorno económico de Venezuela, si se mantiene, podría crear un enigma político para el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el actual presidente, Joe Biden, que esperaban que las severas sanciones económicas empujaran a Maduro a aceptar las reformas democráticas como elecciones más libres y justas. Esa estrategia puede ser menos efectiva ahora.
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