La Asamblea Nacional de Venezuela votó el jueves para condenar los comentarios del exasesor de seguridad nacional de Estados Unidos, John Bolton. Su líder, Jorge Rodríguez, describió la aparente admisión como «una extraordinaria hazaña de audacia».
Rodríguez, un psiquiatra que suele utilizar términos clínicos en las batallas políticas, también acusó a Bolton de ser un «psicópata».
Fue el punto de referencia de Trump en la Casa Blanca para abordar la crisis constitucional de Venezuela de 2019, en la que un grupo de políticos de la oposición intentó restaurar la democracia en el país destituyendo por la fuerza al líder autoritario Nicolás Maduro.
Agregando combustible a las sospechas en Caracas fue el hecho de que el comentario de Bolton, hecho de pasada mientras discutía el ataque del 6 de enero en el Capitolio de los EE. UU., fue seguido por una referencia a Venezuela. Dijo que escribió sobre la crisis política de Venezuela en sus memorias y que sus acciones finalmente no tuvieron éxito.
El exministro del gabinete venezolano Diosdado Cabello también respondió, llamando a Bolton «un inepto que, por todo el dinero (que le dio el expresidente estadounidense Donald Trump), no pudo cumplir la orden que recibió».
Cambio de régimen fallido
En la madrugada del 30 de abril de 2019, el líder opositor Guaidó, su mentor político Leopoldo López y un puñado de oficiales del ejército venezolano se reunieron afuera de una base militar para pedir a los líderes militares venezolanos que sacaran a Maduro del poder.
En cuestión de horas, la rebelión había sido reprimida violentamente y el poder de Maduro había sido restaurado. Sin embargo, más de 50 países, incluido Estados Unidos, insistieron en reconocer formalmente a Guaidó como el líder legítimo del país y criticaron las elecciones que consolidaron el poder de Maduro como antidemocráticas.
El propio Maduro calificó el movimiento como un intento de golpe de Estado liderado por los “esfuerzos obsesivos de la derecha venezolana, la oligarquía colombiana y el imperio estadounidense”.
Han pasado más de tres años desde aquellas horas agitadas en que Venezuela parecía al borde del cambio. Estados Unidos aún no reconoce a Maduro debido a las supuestas violaciones de derechos humanos de su gobierno, pero no ha pedido recientemente que lo destituyan del poder.
Apenas el mes pasado, dos funcionarios de la Casa Blanca se reunieron con Maduro en Caracas para negociar la liberación de varios ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela a cambio de una reducción de las sanciones.
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