Efigies que representan a la líder opositora venezolana María Corina Machado, a quien se le ha prohibido ejercer cargos públicos, y al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, son quemadas durante la tradicional quema de Judas, como parte de las celebraciones de Semana Santa en Caracas, Venezuela. Reuters
Como parte de la costumbre del Domingo de Pascua, los venezolanos prendieron fuego a maniquíes que representaban a los candidatos presidenciales de la oposición o al presidente Nicolás Maduro, según su posición política.
Anteriormente, en este día santo, fue quemada en las calles una efigie de Judas Iscariote, el apóstol que, en la fe cristiana, traicionó a Jesucristo.
Pero a medida que pasó el tiempo, los venezolanos comenzaron a prender fuego a los íconos modernos que odiaban. Este año, las elecciones presidenciales del 28 de julio han sido la comidilla de la ciudad.
La gente colocaba maniquíes que representaban a Maduro, el candidato socialista para un tercer mandato de seis años que ha presidido durante el colapso de la economía petrolera de Venezuela y se ha convertido en una figura más dictatorial, incendiados en barrios que apoyan a la oposición.
Pero en áreas de Caracas que apoyan al presidente, la gente quemó imágenes de la popular líder de la oposición María Corina Machado, quien quiere postularse para presidente pero ha sido bloqueada por tribunales leales a Maduro.
En el barrio obrero de Candelaria fue quemado un maniquí con cuerpo y cabeza de tamaño humano con dos fotografías: una de Maduro y otra de Manuel Rosales, un veterano político que se presentó a último momento como candidato de oposición y que fue visto como del agrado del gobierno.
Las manos del maniquí sostienen los símbolos de la comisión electoral nacional y del congreso, a los que la oposición acusa de intentar manipular las elecciones.
En el cuerpo del maniquí hay un dibujo de un escorpión, el símbolo utilizado por la oposición venezolana para describir a candidatos como Rosales, que sólo hablan de labios para afuera sobre su apoyo a la lucha contra Maduro pero en realidad quieren ayudarlo dividiendo el voto antigubernamental.
Mientras el maniquí, sentado en una silla, es rociado con gasolina y prendido fuego, un manifestante llamado Carlos Julio Rojas explica por qué no le agrada Rosales.
“Hizo un trato mafioso con la dictadura”, dice sobre Rosales. «Aquí hay gente que sufre sin agua corriente ni electricidad, viviendo con salarios de miseria».
En Valle, otro barrio obrero de Caracas, el ambiente era diferente: los maniquíes de Judas quemados representaban a Machado e incluso al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Inicialmente fueron juzgados por dos actores, uno vestido de payaso y el otro de diablo.
El payaso dijo que Machado es una dama burguesa de antaño que apoya las sanciones económicas de Estados Unidos destinadas a obligar a Maduro a dejar el cargo.
“Traidora”, la llama el payaso. «La enviaré al infierno.»
Machado, de 56 años, dijo en un video publicado el domingo en X que ella o la mujer que quiere reemplazarla, Corina Yoris, aún podrían terminar en la boleta.
Yoris no pudo acceder al portal de registro en línea durante el reciente período de postulación –y la coalición de Machado alegó interferencia deliberada–, por lo que se registró “provisionalmente” a otro candidato.
Machado dijo que la oposición tiene hasta 10 días antes de las elecciones para cambiar de candidato.
«Las leyes venezolanas son muy claras», dijo.
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