Rojas lo inicia
Un récord olímpico de 15,41 millones en la primera ronda fue un claro indicador de las intenciones de Rojas. Volvió a superar los 15 metros en la cuarta ronda, saltando 15.25 metros, y subió a la pasarela por última vez en la ronda final, su victoria en ese punto garantizada.
Con la presión aliviada y la medalla de oro asegurada, Rojas dio el salto de su vida, rompiendo la arena a 15,67 metros, rompiendo el récord mundial, sumando 17 centímetros al récord anterior establecido en los Campeonatos del Mundo de 1995 por la ucraniana Inessa Kravets.
Hablemos de Tokio 2020
En las próximas décadas, los fanáticos hablarán de las Finales de 400 metros vallas de Tokio 2020 como el evento que cambió todo lo que creíamos saber sobre los límites del desempeño humano.
Primero fue la carrera masculina y ese magnífico momento impactante en el que Warholm cruzó la línea y las cifras en el reloj de alguna manera leyeron 45,95 segundos.
El salto gigante de Warholm
El tiempo del noruego fue 0,76 segundos más rápido que el de cualquier otro y 0,84 segundos más rápido que cualquier otro que no fuera Warholm.
No es tanto un pequeño paso para el hombre como un salto gigante hacia una nueva era en caso de que lo llamen el asesino de hombres.
Clase magistral de McLaughlin
La adrenalina acababa de dejar de fluir para los aficionados al atletismo cuando, a la mañana siguiente, llegó un trío de talentos generacionales para la final femenina de 400 vallas.
El estadounidense de 21 años los llevó a casa en 51,46, 0,44 segundos más rápido que el récord mundial y 0,70 segundos más rápido que cualquier otro que no hubiera corrido McLaughlin.
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