La reelección de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela no convence. Al igual que los electores venezolanos, una gran parte de la comunidad internacional pide ver las «actas» que permitieron a las autoridades electorales proclamar, a altas horas de la noche del 28 al 29 de julio, la victoria del presidente en ejercicio (51,2% de los votos) sobre su principal oponente, Edmundo González (44,2%). Las “actas” son las actas que se elaboran al cerrar los colegios electorales, en base a los resultados emitidos por la máquina de votación electrónica.
Maduro apareció implacablemente en la televisión en vivo, enojado y vehemente, denunciando una «maniobra criminal» de la oposición y una injerencia del exterior. En las calles, está reprimiendo a los manifestantes. Pero no mostró los marcadores. El jueves 1 de agosto, Brasil, Colombia y México pidieron a su vez a las autoridades venezolanas «publicar los detalles de los resultados oficina por oficina a la mayor brevedad posible». Los tres países, gobernados por partidos de izquierda, habían disfrutado anteriormente de buenas relaciones con Caracas. Washington ha ido más allá. “Está claro (…) que Edmundo González Urrutia recibió la mayor cantidad de votos en las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela”, dijo en un comunicado el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. Se refirió a las «evidencias abrumadoras» aportadas por la oposición.
Venezuela cuenta con el «mejor sistema electoral del mundo», frase acuñada por el ex presidente estadounidense y fundador del Centro Carter, Jimmy Carter, quien en 2012 elogió los méritos técnicos de un sistema de votación totalmente computarizado. Todos los observadores en Caracas coinciden en que «las máquinas de votación y el sistema de transmisión de datos son muy fiables».
'Doble vía de la votación'
Los electores emiten sus votos en una pantalla. La máquina registra su elección y emite una papeleta de voto, que insertan en una urna. Al cerrar los colegios electorales, las máquinas transmiten los datos a la «sala de tabulación» del Consejo Nacional Electoral (CNE) en Caracas. Luego entregan una tira de papel, conocida como «chorizo» en la jerga electoral, con los resultados impresos. Una vez firmada por los miembros de la mesa electoral, la tira se convierte en «acta» y los testigos presentes de los partidos políticos reciben una copia. A continuación se abren la mitad de las urnas y se cuentan los votos en papel para confirmar que el resultado coincide con el del voto electrónico. “Ese doble rastro del voto, electrónico y en papel, es lo que hace inviolable el sistema”, afirmó Griselda Colina, especialista en temas electorales.
Para las elecciones del 28 de julio, los partidos de la coalición de oposición lograron nombrar testigos en casi los 15.000 colegios electorales. La noche de la votación, la líder de la oposición María Corina Machado les imploró que no se fueran sin una copia del acta. Luego se informaron numerosos accidentes. Algunos testigos describieron haber sido expulsados por la fuerza de los colegios electorales.
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