Oficina multinacional de Panamá: actualización operativa mensual (enero 2022) – Panamá

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Contexto regional

El comienzo del año vio un fuerte aumento en las infecciones por COVID-19 debido a la variante Omicron. Según una actualización de la OPS, Belice reportó las tasas más altas de nuevas infecciones en Centroamérica en enero. En este contexto, Guyana, Surinam y Trinidad y Tobago aún tenían que lograr la vacunación completa en al menos el 50% de su población para fin de mes. Por otro lado, Cuba ostenta el récord en tasas de vacunación en la subregión (con aproximadamente el 87 % de la población totalmente inmunizada) y ha anunciado la culminación de la campaña de vacunación pediátrica contra la COVID-19. Mientras tanto, en Surinam, las autoridades sanitarias continúan realizando misiones de sensibilización en las zonas indígenas, donde las comunidades siguen siendo reticentes a vacunarse. Los refugiados y solicitantes de asilo están incluidos en los planes nacionales de vacunación en todos los países bajo MCO Panamá.

El impacto continuo de la crisis de salud, incluidas las oportunidades limitadas de medios de subsistencia y el aumento de los precios al consumidor, siguió planteando un desafío para que los refugiados y solicitantes de asilo accedan a las necesidades y los servicios básicos, así como a los mecanismos de protección. En Curazao, la pandemia ha exacerbado la inseguridad alimentaria en un contexto donde el 30% de la población vive por debajo de la línea de pobreza y enfrenta hambre, mientras que en Belice, el Instituto de Estadística informó que los costos básicos promedio de bienes y servicios, incluidos alimentos, combustible, vivienda y servicios públicos – aumentó un 3,2% en 2021 en comparación con 2020. ACNUR Guyana observó un aumento en las necesidades de acceso a alimentos y medios de vida en varias comunidades venezolanas de Warao en la región 1. En Cuba, la escasez de artículos de primera necesidad se vio exacerbada por la pandemia de la COVID-19, una severa recesión económica (Cuba registró una inflación oficial del 70% en 2021) y un endurecimiento de las sanciones a los estadounidenses. En este contexto, las personas luchan por acceder a productos de consumo básicos, incluidos alimentos, medicamentos y artículos básicos de higiene.

En el Caribe, a pesar del peligro que representan los viajes marítimos, el cierre de fronteras y los fuertes controles policiales, se siguen organizando viajes desde Venezuela para el ingreso irregular a las islas holandesas. Los desplazados también continúan intentando ingresar ilegalmente en bote a Trinidad y Tobago, donde la Guardia Costera arrestó a más de una docena de venezolanos en enero. En Belice, las fronteras terrestres permanecen cerradas ya que las autoridades pospusieron su reapertura por un mes más. Además, según un escrito, el Gabinete de Belice ha dado su aprobación al Ministerio de Inmigración para imponer un requisito de visa para los viajeros de Venezuela, Ecuador y República Dominicana. Esto sigue a las actualizaciones sobre el creciente número de personas que transitan hacia el norte a través de Belice. Las autoridades aún no han comunicado los términos del nuevo requisito y cuándo entrará en vigencia. Por otro lado, el tránsito de movimientos mixtos por el Tapón de Darién está disminuyendo, con 4.702 personas cruzando la frontera entre Colombia y Panamá en enero, de las cuales más de la mitad son venezolanos.

Cuba y Nicaragua continúan bajo el escrutinio internacional por presuntas violaciones de los derechos humanos y civiles, que junto con la recesión económica se han convertido en fuerzas impulsoras para muchos en ambos países. Se estima que alrededor del 20% de la población total de ascendencia nicaragüense vive en el extranjero, principalmente en los Estados Unidos y Costa Rica, y se estima que la mitad de ellos se encuentran en situación irregular. Según expertos económicos, la salida del país de agricultores nicaragüenses tendrá un impacto negativo en la producción de materias primas, así como en la economía nacional, ya que se dedican a las labores agrícolas en el país. Sin embargo, el éxodo se traducirá en un aumento de las remesas a Nicaragua.

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Por lo tanto, el número de personas que preocupan a ACNUR sigue creciendo y las consecuencias económicas de la pandemia de COVID-19 siguen siendo un terrible factor de riesgo para quienes se encuentran en las situaciones más vulnerables. Con fondos y apoyo suficientes, ACNUR podrá abordar sus prioridades estratégicas para 2022, identificadas a través de evaluaciones participativas, protección y monitoreo de programas e informes de socios. Como tal, MCO Panamá requiere $ 54,3 millones para continuar protegiendo, asistiendo y asegurando soluciones para refugiados y solicitantes de asilo en la subregión.

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