CIUDAD DE MÉXICO – México y Venezuela anunciaron el sábado que reiniciaron vuelos para repatriar a migrantes venezolanos a México, la última medida de los países de la región para dar la bienvenida a una oleada de personas que viajan al norte hacia Estados Unidos.
La medida se produce mientras las autoridades dicen que al menos 10.000 inmigrantes llegan cada día a la frontera entre Estados Unidos y México, muchos de ellos solicitantes de asilo. Esta semana una caravana de miles de personas de toda la región –en su mayoría venezolanos– cruzó hacia el sur de México.
Los vuelos de repatriación son parte de un acuerdo alcanzado entre los líderes regionales en una cumbre celebrada en México en octubre pasado, cuyo objetivo era buscar soluciones a los niveles de migración que muestran pocas señales de desaceleración.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México dijo que ambos países iniciaron las repatriaciones con un vuelo el viernes y un segundo el sábado, en un esfuerzo por «fortalecer su cooperación en temas migratorios». El comunicado también dijo que los dos países tienen la intención de implementar programas sociales y laborales para los retornados a Venezuela.
“México y Venezuela reiteran su compromiso de abordar las causas estructurales que alimentan la migración irregular en la región y de implementar una gestión humanitaria de estos flujos”, se lee en el comunicado.
El gobierno mexicano dijo que anteriormente realizó un vuelo de repatriación similar el 20 de enero con 110 personas.
Las autoridades venezolanas dijeron el sábado que 207 venezolanos habían aterrizado en Caracas en uno de los últimos vuelos.
Gustavo Vizcaino, director de la agencia de inmigración de Venezuela, dijo que los migrantes llegaron en un «vuelo de retorno voluntario», parte de un programa de 2018 del gobierno del presidente Nicolás Maduro que buscaba traer de regreso a los venezolanos que huyeron de la crisis económica y política del país.
A medida que la migración se ha disparado en los últimos años, el gobierno de Estados Unidos ha presionado a las naciones latinoamericanas para que controlen el movimiento de migrantes hacia el norte, pero muchos países de tránsito han tenido dificultades para gestionar el volumen de personas.
Esta semana, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y otros funcionarios de la administración Biden estuvieron en la Ciudad de México para reunirse con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, sobre los altos niveles de migrantes que desembarcan en la frontera entre Estados Unidos y México.
López Obrador dijo que también habló sobre el tema en una llamada telefónica con el presidente Joe Biden el 20 de diciembre.
“Me preguntó – Joe Biden pidió hablar conmigo – que estaba preocupado por la situación en la frontera debido al número sin precedentes de migrantes que llegan a la frontera”, dijo el líder mexicano. “Me llamó y me dijo que teníamos que buscar una solución juntos”.
López Obrador ha dicho que está dispuesto a ayudar, pero a cambio quiere que Estados Unidos envíe más ayuda para el desarrollo a los países de origen de los migrantes y reduzca o elimine las sanciones contra Cuba y Venezuela.
El presidente de México y otros críticos de la política exterior estadounidense han citado las sanciones contra Cuba y Venezuela como una de las causas fundamentales de la alta migración.
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