A 40 años de competir en Los Ángeles, el tirador venezolano regresa a los Juegos Olímpicos a sus 60 años

CARACAS, Venezuela – Ha pasado un tiempo – 40 años para ser exactos – desde la última vez que el tirador venezolano Leonel Martínez compitió en los Juegos Olímpicos.

Tenía sólo 20 años cuando participó en los Juegos de Los Ángeles en 1984, pero dice que está en mejor forma ahora, a los 60, mientras se prepara para competir en París después del segundo intervalo más largo entre apariciones olímpicas de la historia.

“Le doy muy poca relevancia al número”, dijo Martínez a The Associated Press sobre su edad. “Me siento mejor ahora que cuando tenía 20 años. Tengo mucha más confianza ahora que cuando tenía 25 años».

Sólo el jinete de doma japonés Hiroshi Hoketsu esperó más para regresar a los Juegos Olímpicos. Compitió por primera vez en Tokio en 1964 y regresó a los Juegos de Beijing en 2008.

Martínez, originario de Ciudad Ojeda en el estado petrolero occidental de Zulia, no tenía intención de esperar tanto. Tras finalizar en el puesto 41 de 70 en Los Ángeles, Martínez pretendía competir en los Juegos de Seúl en 1988, pero quedó absorbido por compromisos personales y laborales.

Inició una empresa que fabricaba insumos médicos desechables como batas y conoció a su futura esposa Magaly Chacín. La pareja tuvo dos hijos.

Pero sintió que algo faltaba en su vida. Casi tres décadas después de su retiro del deporte, Martínez decidió perseguir su sueño nuevamente.

“Algo despertó en mí. Hubo una nueva chispa en mi vida”, dijo Martínez en una entrevista en un hotel de la capital venezolana, Caracas.

Regresó al deporte en 2011 cuando clasificó a los Juegos Panamericanos de Guadalajara, México.

Otro tirador de trampas de América del Sur se convirtió en su inspiración. Francisco Boza, el peruano que ganó la medalla de plata en esa disciplina en Los Ángeles en 1984, convenció a Martínez de que la edad era sólo un “estado de ánimo”.

Martínez quedó asombrado en 2015 cuando vio a Boza, que entonces tenía 50 años, ganar una medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Toronto, venciendo a oponentes de la mitad de su edad.

Le llevó varios años empezar a conseguir éxitos en las competiciones regionales y recuperar la confianza.

Martínez aseguró su lugar en París luego de ganar la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Santiago, Chile, el año pasado. Se perdió el oro por un punto frente a Jean Pierre Brol, un guatemalteco de 41 años.

“¿Por qué tanta gente no ha logrado alcanzar sus sueños y metas? Es porque se dieron por vencidos fácilmente”, dijo Martínez. “Hay que perseverar. Cuanto más lo intentas, más cerca estás de lograr ese objetivo”.

Martínez prácticamente nació en este deporte.

Era un adolescente cuando su padre, Alonso Martínez, quien también compitió internacionalmente, comenzó a dejarlo usar sus armas para aprender a disparar con trampa, una disciplina que requiere precisión para apuntar repetidamente a blancos de arcilla en fracciones de segundo.

“Me encantó desde el principio”, recordó Martínez.

Martínez ganó su primera medalla de plata panamericana en tiro al plato cuando el evento se celebró en Caracas en 1983, un año antes de competir en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.

Martínez dijo que compitió en esos Juegos “con mucha incertidumbre” y reconoce que el nerviosismo, la ansiedad y la angustia que vivió minaron su desempeño.

Ahora, el tirador venezolano dice que su experiencia le permite vivir las mismas emociones que competir en los Juegos Olímpicos, pero de una manera más relajada.

“Hay una manera de controlarlos”, dijo Martínez. “El tiro al plato es un deporte en el que el aspecto mental es más importante que el físico, a diferencia de otros deportes como el fútbol y el tenis”.

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